Graciela Ynoub
2006-02-07 08:15:37 UTC
SE ROMPIÓ EL ÚLTIMO TABÚ SOBRE EL MACHISMO NACIONAL
LOS GAUCHOS GAY
Se estrenó Secreto en la montaña, la película sobre una relación prohibida
entre cowboys que impacta al mundo. Pero en la Argentina, la homosexualidad
rural sigue siendo un mito, sin registro en la historia ni el arte.
Veintitrés estuvo en una disco rancho gay en plena pampa. Crónica y
testimonios de una verdad oculta bajo los códiqos del silencio y la
represión.
En un rincón de un rancho rosado con una X plateada pintada en su fachada,
un chico y un travesti bailan en la oscuridad. Se miran, se olfatean, se
rozan. Son las tres y media de la madrugada del domingo y en las afueras de
un pueblo en plena pampa húmeda, un boliche gay se reserva el derecho de
admisión: siglos de represión sexual, discriminación, crueldad e ignorancia
se quedaron afuera.
Ale está montada sobre unas altísimas sandalias turquesas, usa medias gasas
color piel, pollera cortita, peluca rubia y lentes de
contacto verdes. Marcos sólo carga con su cara de niño guapo bien afeitada,
algunas gotas de colonia y el pelo recién cortado. Du-rante la semana ella
es padre, ex marido y docente en Pilar. Y él es peón de campo y el menor de
seis hijos de un conservador paisano en 9 de Julio. Hace un mes están de
novios. Pero el único escenario permitido para este romance es Zona X, el
mítico rancho gay de Suipacha, en el kilómetro 128 de la ruta 5. El estreno
mundial de Brokeback Mountain (Secreto en la Montaña), el film de Ang Lee
que cosechó 8 nominaciones al Oscar, puso en el centro de la escena una
temática nunca antes abordada en la Argentina: la homosexualidad en ámbitos
rurales. La posibilidad de que el gaucho, la figura que encarna el ser
nacional, sea gay es una cuestión tan tabú que no ha dejado registros en la
literatura, el cine o el saber popular. A diferencia de la Iglesia, las
Fuerzas Armadas y hasta los equipos de fútbol, espacios considerados
esencialmente masculinos en los que han trascendido historias de
homosexualidad, la pampa argentina se mantiene virgen.
¿,Existieron los gauchos gay? Como apunta Osvaldo Bazán en Historia de la
homosexualidad en la Árgentina, la inexistencia de documentos históricos es
una prueba más de que en el pasado la represión era tan brutal que sus
protagonistas estaban obligados a borrar cualquier rastro de sus actos. Dos
hombres haciendo el amor bajo la sombra de un ombú en medio de la pampa
quedan resguardados por el aislamiento geográfico. Sus propios prejuicios
machistas completan el tácito pacto de silencio. "Primero se persigui6
cualquier signo con tortura y muerte de carácter ejemplar. Siglos después,
al no encontrar huellas, se concluye que no existieron", escribió Bazán. En
los ámbitos urbanos, los registros policiales y las crónicas periodísticas
sirven de
documentos. En el campo, no. La invisibilidad es la cruz con la que debe
cargar el homosexual de pueblo chico.
Carlos Figari, sociólogo delConicet y docente de la Universidad Nacional de
Catamarca, dijo a Veintitrés: "Me encantaría que la ley de unión civil se
aplique en todo el país. Raro, aunque en el interior los gays existen, no
pueden ser visibilizados porque no tienen voz
propia para reclamar sus derechos. Tampoco, una vivencia o experiencia común
de identificación. Tienen sexo entre hombres sin saberlo. Terminan un
partido de fútbol y cogen. Pero jamás hablan del tema ni se consideran a sí
mismos gays".
El escritor norteamericano David Leavitt dijo sobre Secreto en la montaña:
"Arreando ovejas en la montaña dos pobres cowboys se encuentran de pronto
atrapados en una pasión mutua que no tienen idea cómo nombrar...". La
película se desarrolla en el Oeste norteamericano, pero bien podría contar
la historia de dos chicos de cualquier pueblo rural del interior de la
Argentina. "Una vez en trevisté a un chico de La Plata que, como le gustaban
los varones, le pareció que tenía que vestirse de mujer. Cuando los
patrones de género son tan duros, no se concibe que un varón ame a otro
varón, así como no se permite que una lesbiana sea femenina", explic6 Mario
Recheni, investigador del Conicet.
SUIPACHA, CIUDAD SENSIBLE. Así anuncia el arco que cruza la entrada
principal de esta ciudad 125 kilómetros al oeste de Buenos Aires, entre
Mercedes y Chivilcoy. La rodean campos plantados con soja, alfalfa y
girasol, los tambos de la empresa La Suipachense y las vaquitas lecheras que
pastan cerca de la ruta. Hay una antigua estación de tren, una plaza
principal, una iglesia que se llena de feligreses en la misa de sábado a la
noche, ciclomotores destartalados que matan el silencio del atardecer y
grupos de chicos y chicas que caminan tan descalzos como despreocupados. Las
puertas están abiertas. Las bicicletas descansan sin cadena.
Subirse a un auto con amigos y llegar a Suipacha en plena madrugada es una
excursión bizarra que se puso de moda para el gay porteño y glamoroso. El
actor Humberto Tortonese fue una de esas visitas ilustres. El rancho rosado
al costado de la ruta es fácil de distinguir. El piso y las paredes son de
cemento y el techo de chapa. A la una de la madrugada del sábado 28 de enero
hay poco movimiento. Los camiones que se detienen en la madruga-da no sólo
buscan cargar combustible. En la parrilla de al lado, la más concurrida de
Suipacha, sólo quedan los Ochoa, sus dueños, arreglando las mesas.
De un Falcon rojo de los viejos se bajan cinco travestis. Grace es el alma
mater del grupo, una peluquera de Chivilcoy de 73 años que aparece en mini
de jeans y remera blanca anudada que deja a la vista su cintura. Su estado
físico es envidiable. Algunos habitués llegan en colectivo. "Si el chofer te
ve puto, ya sabe que bajás acá", explicó Lara, una de las travestis que
atiende la barra.
Cinco pesos (no incluye consumición y está prohibido el ingreso a menores) y
adentro.
Además de la barra y el escenario hay un auténtico dark room, totalmente
oscuro. Un hombre de más de cincuenta se queda solo toda la noche. Una
pareja hetero baila cachete con cachete. Unos pibes con pinta de los más
varones del pueblo se quedan en la puerta, como dudando. "Más de un hijo de
productor rural deja a su novia en su casa a las tres de la mañana y después
vienen para acá", comentó Gustavo, uno de los fundadores de esta disco que
durante ocho años de historia ha sido ignorada por los mismos vecinos que
van a la misa de siete y cenan en lo de los Ochoa.
DE ESO HO SE HABLA Miguel Martínez es el presidente de la Agrupaci6n
Gauchesca El Cencerro de Mercedes, a 22 kilómetros de Zona X. Cada año
representa a su ciudad en el desfile de la Semana de la Tradición de San
Antonio de Areco, el evento gauchesco más importante. Ante la inquietud de
Veintitrés, responde: "Puede ser, pero en el tradicionalismo al menos, no
hay. Aunque debe haber...", son sus primeras palabras. "¿Gauchos gay?", se
pregunta espantado mientras intenta articular una respuesta políticamente
correcta. "Discriminaci6n no hay. No sé qué pasará en el campo, yo tengo
comercioen Mercedes ciudad. Si hay alguno, no lo dice. Las fiestas
tradicionales son para todos: homosexuales o bisexuales. De esa disco, no
estoy seguro. Algo escuché."
Luján, la ciudad de la Virgen, de los peregrinos y las santerías, también
tuvo su local bailable gay friendly, como se dice en la parte civilizada del
mundo. Almas Sensibles quedaba a doce cuadras de la basílica, sobre la calle
San Martín al 1200. El 3 de enero de 2004 fue clausurado. "Gay Over", titu1ó
el periódico local. "Almas incomodaba porque socavaba el mito, ponía en duda
la inobjetable heterosexualidad de los hombres de facón y duelos criollos,
de Martín Fierro y Juan Moreira. Al-mas Sensibles era la catedral del gaucho
gay", definió Susana Viau, en Página 12.
Si existe una Fiesta de la Vendimia, corsos, carnavales, tanguerías y
milongas gay, ¿por qué no han surgido peñas y fiestas folklóricas bajo el
mismo signo? Acaso el gaucho es el ultimo bastihn del macho argentino? En
Esta-dos Unidos los gays organizan sus propios rodeos. Pero Cesar Cigliutti,
presidente de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina), no tiene registro de
festejo popular rural de es-ta indole en nuestro pais. El historiador
Ricar-do Rodriguez Mola, autor de la Historia so-cial del gaucho, explico a
Veintitrds par que la Argentina eligio al gaucho corno ser nacional:
"Primero lo explotaron, la obligaron a alistarse al ejercito y a trabajar.
Hacia fines del XIX, su desaparicion coincidio con la llegada de los
inmigrantes. La clase alta tradicional temio ser desplazada y eligio este
elemento del pasa-do para diferenciarse. Asi nacio el mito gau-chesco de la
mano de personajes coma Ricar-do Güiraldes y Jose Hernandez".
UN AMOR DIFERENTE. Marcos y Ale se cono-cieron en una calurosa noche de
diciembre en el rancho gay de Suipacha. Ale es uno de los que la jerga gay
define corno "montados": no es un travesti, sino un hombre que de vez en
cuando se viste de mujer. "Soy do-cente, pero en mi trabajo nadie sabe que
los sabados a la noche me vista asi. Si me ves cualquier dia de la semana,
no me recono-cds", canto. "Estuve casado, tengo un hijo de cuatro aflos y ya
se la confese a mi ex mujer", reve16.
De su nuevo amor la separan 200 kilo-metros y todos los obstaculos que
presenta la homofobia del mundo rural. "Estoy muerto de amor. Nunca antes
habia estado con una persona asi. Me encantaria que vivieramos juntos",
confesó Marcos, que tiene 19 anos y crecióen el campo en las afueras de 9 de
Julio.
El menor de seis hermanos, desde chico se acostumbro a escuchar en su casa
hablar pestes de "los maricas".
Al igual que los personajes del cuento de Annie Proulx, en elque se basó la
pelicula, Marcos no es nada amanerado. Se levanta todas las mananas antes de
que salga el sol y trabaja con un tractor en el campo. Tiene el cuerpo
menudo pero fuerte. Y le cuesta encontrar las palabras para ponerle un
nombre a lo que siente. En el Oeste norteamericano, esta autora se anima a
preguntarse qué tan dificil era ser gay en las comunidades rurales. A 128
ki1ómetros de Buenos Aires, la respuesta de Marcos es contundente: "Es muy
dificil. Me pregunto por qué justa yo sali asi.
Mi familia jamas lo aceptaria...".
- ¿Habias estado antes con un hombre?
-Pase por todas. Tuve muchas experiencias. pero Ale fue el primero. Una
noche vine acá y lo cono-cí. Sentí que tenía que buscar mi felicidad a pesar
de todo.
Ahora Marcos ya no vive con su familia en el campo. "Me rebelé", defini6. Se
mudó solo a la ciudad de 9 de Julio. Ya pensó en la posi-bilidad de mudarse
a Capital, donde podría empezar una nueva vida. "Fuimos con Ale a conocer.
Pero me gusta más el campo", dijo.
SUICIDAS Y SIMULADORES. No son muchas las opciones que tiene un joven
homosexual de un pueblo del interior. "La migración a la ciudad es uno de
los fen6menos más usuales", explicó el sociólogo Pecheni. Se van para
estu-diar, para trabajar y también para escapar de una sociedad opresiva. En
la mayoría de las provincias se mantienen vigentes los códigos de faltas y
contravenciones dictados por go-biernos militares que asocian homosexualidad
con delito. "Ser gay, lesbiana, travesti es una contravención por la que se
puede ir preso a una comisaría hasta por dos meses", explicó el periodista
Bruno Bimbi.
Para los que se quedan, la cosa puede po-nerse áspera. "En Catamarca, el
suicidio ado-lescente es mayor que la media nacional. Muchos lo explican por
la falta de contención institucional. Pero lo que falta son ámbitos de
socialización alternativos", explicó Figari. Los boliches gay como Zona X
son una excepción fuera de los grandes centros urbanos.
En las comunidades pequeñas, la mayoría de los homosexuales desarrollan
estrategias de supervivencia. Algunos se casan, otros es-tacionan su auto a
dos cuadras de la casa de su amante para que ningún vecino registre el
encuentro, algunos recurren a las relaciones virtuales por Internet. "Pero
son invisibles. Es-tá el maricón del pueblo, el peluquero, el modisto. Pero
jamás aceptarían a un profesional gay. Los asesinatos y ataques macabros a
ho-mosexuales son más frecuentes de lo que trasciende en la prensa nacional",
cont6 Figari.
Esta noche, Marcos trajo un amigo. Franco también tiene 19 años, es de
Bragado y no mi-de más que 1,60. Espera ansioso. De una combi blanca se baja
un colorido grupo de travestis que vienen desde San Miguel. "i,Cuál es la
mía?", pregunta Franco. "La rubia, la de rulos. La que está vestida de
blanco", le res-ponde Ale. Un rato más tarde, los cuatro bai-lan en parejas
en un rincón del local.
La noche se va agotando. Algunas parejitas se pierden en la oscuridad detrás
del rancho. Los chicos hetero siguen en la puerta. Se pierden el playback de
rancheras que Lara ofrece en el escenario, el hit de Thalía que el D J pone
para culminar la noche. Tal vez Secreto en la montaña nunca se estrene en el
cine del pueblo. Pero estos gauchos, peones y niños bien man-tendrán
guardado el secreto de la pampa
GAUCHITO MÍO
El primer encuentro sexual entre dos hombres en una obra literaria criolla
fue descripto par Esteban Echeverria en El matadero (1840). Un joven
unitario fue apresado por un grupo de federales que intentaron violarlo
hasta que "reventó de rabia". En Una excursion a los indios ranqueles
(1870), Lucio V. Mansilla recuerda el extasis que le produjo contemplar una
danza indiqena cuando era jefe de la frontera sur de Cordoba. Cierta
corriente de la critica literaria establece rasgos homose xuales en la
amistad de Cruz y Martin Fierro, el personaje creado por Jose Hernandez que
se transformo en encarnacion del ser nacional argentino. Pero aun mas
firme es la interpretacion sobre el sentimiento romantico que unia a los
hermanos Nilsen, los compadritos del cuento "La intrusa" (en El Informe
Brodie), de Borges. Imposibilitados de asumir su seotimiento par su
personalidad de machos y malevos, urn la misma mujer para establecer
indirectamente un contacto fisico para luego matarla; En esa versión se baso
Carlos Huqo Christensen para llevar la historia al cine en 1983, indignando
a Borges
GAUCHITO MÍO
El primer encuentro sexual entre dos hombres en una obra literaria criolla
fue descripto par Esteban Echeverria en El matadero (1840). Un joven
unitario fue apresado por un grupo de federales que intentaron violarlo
hasta que "reventó de rabia". En Una excursion a los indios ranqueles
(1870), Lucio V. Mansilla recuerda el extasis que le produjo contemplar una
danza indiqena cuando era jefe de la frontera sur de Cordoba. Cierta
corriente de la critica literaria establece rasgos homose xuales en la
amistad de Cruz y Martin Fierro, el personaje creado por Jose Hernandez que
se transformo en encarnacion del ser nacional argentino. Pero aun mas
firme es la interpretacion sobre el sentimiento romantico que unia a los
hermanos Nilsen, los compadritos del cuento "La intrusa" (en El Informe
Brodie), de Borges. Imposibilitados de asumir su seotimiento par su
personalidad de machos y malevos, urn la misma mujer para establecer
indirectamente un contacto fisico para luego matarla; En esa versión se baso
Carlos Huqo Christensen para llevar la historia al cine en 1983, indignando
a Borges
UN GRAN TABÚ NACIONAL
Por Juan José Sebreli*
La existencia de gauchos homosexuales en los ámbitos rurales es un tema
completamente tabú. Ni Lucio . Mansilla, el primer dandy esteta, se animó a
tocarlo. Cuando investigué la historia de la homosexualidad hace muchos años
intenté indagar qué pasaba entre los gauchos. Pero no encontré ni un solo
documento. Presumo que existió alquna forma de homosexualidad entre los
gauchos. Eran grupos de hombres solos. Cuando eran conchabados al ejército,
tenían que pasar largas temporadas sin ver a una mujer. Además, las.normas
religiosas no corrían. El tabú venía por el lado del machismo, no de algún
valor moral o ético. Tampoco existía ef gaucho en familia.
A diferencia del granjero 'norteamericano, el gaucho no necesita de mujer e
hijos como unidad de producción. Su vida es errante. En los ranchos
encontrabas mujeres viviendo solas con hijos de diferentes hombres. El
paisaje desolado de la pampa seguramente fue el escenario de todo tipo de
vínculos. En el ámbito urbano aparecen más documentos sobre relaciones
homosexuales y han sido mencionadas por varios autores ciertas
características de este tipo entre los compadritos, que es el nombre que
recibe el gaucho instalado al sur de la ciudad.
EL GAUCHO NUNCA TUVO LEY
Por Antonio Carrizo*
En mi pueblo, General Villeqas, una veZ le recfiminaron a un paisano que
tenía relaciones sexuales con su hermana. Y él respondió: "De acá pa' bajo
no hay hermana que valga'. i.Ahora dicen que hay qauchos qay? No es para
escandalizarse, el gaucho nunca tuvo ley, ni moral civil ni ética. Sus
costumbres son diferentes a las nuestras. Ya habrán escuchado aquetlos
viejos cuentos de los que se alivian sexualmente con una oveja o una ternera
en la soledad del campo.
Enrique Amorín, escritor uruguayo, estanciero y marxista, una vez le dijo a
Jorge Luis Borges: "i.Qué querés? Si lo único natural en el campo es el
incesto". Es decir, no es raro que en ámbitos no civilizados se den
costumbres sexuales diferentes. No nos espantemos.
El gaucho era un campesino suelto, solo. El matambo, por ejemplo, es un
baile varonil; porque no había muchas mujeres cerca. Pero, o¿o, siempre se
puede llegar a un lugar donde hay burdeles.
En mi pueblo no se hablaba de homosexualidad. El varón argentino, espeae a
la que pertenezco con orgullo, es pudoroso. El hecho de que estos temas se
hablen a cafiüon suelto es propio de la clase media alta. En cambio, tanto
los trabajadores romo la alta sociedad son más prejuiciosos.
No son temas de andar ventilando. Eso queda para el gambito de la pequeña
proqresía.
*Periodista, nacido en General Villegas (provincia de Buenos Aires) en t926.
(Testimonio recogido por M.N.A.)
LOS GAUCHOS GAY
Se estrenó Secreto en la montaña, la película sobre una relación prohibida
entre cowboys que impacta al mundo. Pero en la Argentina, la homosexualidad
rural sigue siendo un mito, sin registro en la historia ni el arte.
Veintitrés estuvo en una disco rancho gay en plena pampa. Crónica y
testimonios de una verdad oculta bajo los códiqos del silencio y la
represión.
En un rincón de un rancho rosado con una X plateada pintada en su fachada,
un chico y un travesti bailan en la oscuridad. Se miran, se olfatean, se
rozan. Son las tres y media de la madrugada del domingo y en las afueras de
un pueblo en plena pampa húmeda, un boliche gay se reserva el derecho de
admisión: siglos de represión sexual, discriminación, crueldad e ignorancia
se quedaron afuera.
Ale está montada sobre unas altísimas sandalias turquesas, usa medias gasas
color piel, pollera cortita, peluca rubia y lentes de
contacto verdes. Marcos sólo carga con su cara de niño guapo bien afeitada,
algunas gotas de colonia y el pelo recién cortado. Du-rante la semana ella
es padre, ex marido y docente en Pilar. Y él es peón de campo y el menor de
seis hijos de un conservador paisano en 9 de Julio. Hace un mes están de
novios. Pero el único escenario permitido para este romance es Zona X, el
mítico rancho gay de Suipacha, en el kilómetro 128 de la ruta 5. El estreno
mundial de Brokeback Mountain (Secreto en la Montaña), el film de Ang Lee
que cosechó 8 nominaciones al Oscar, puso en el centro de la escena una
temática nunca antes abordada en la Argentina: la homosexualidad en ámbitos
rurales. La posibilidad de que el gaucho, la figura que encarna el ser
nacional, sea gay es una cuestión tan tabú que no ha dejado registros en la
literatura, el cine o el saber popular. A diferencia de la Iglesia, las
Fuerzas Armadas y hasta los equipos de fútbol, espacios considerados
esencialmente masculinos en los que han trascendido historias de
homosexualidad, la pampa argentina se mantiene virgen.
¿,Existieron los gauchos gay? Como apunta Osvaldo Bazán en Historia de la
homosexualidad en la Árgentina, la inexistencia de documentos históricos es
una prueba más de que en el pasado la represión era tan brutal que sus
protagonistas estaban obligados a borrar cualquier rastro de sus actos. Dos
hombres haciendo el amor bajo la sombra de un ombú en medio de la pampa
quedan resguardados por el aislamiento geográfico. Sus propios prejuicios
machistas completan el tácito pacto de silencio. "Primero se persigui6
cualquier signo con tortura y muerte de carácter ejemplar. Siglos después,
al no encontrar huellas, se concluye que no existieron", escribió Bazán. En
los ámbitos urbanos, los registros policiales y las crónicas periodísticas
sirven de
documentos. En el campo, no. La invisibilidad es la cruz con la que debe
cargar el homosexual de pueblo chico.
Carlos Figari, sociólogo delConicet y docente de la Universidad Nacional de
Catamarca, dijo a Veintitrés: "Me encantaría que la ley de unión civil se
aplique en todo el país. Raro, aunque en el interior los gays existen, no
pueden ser visibilizados porque no tienen voz
propia para reclamar sus derechos. Tampoco, una vivencia o experiencia común
de identificación. Tienen sexo entre hombres sin saberlo. Terminan un
partido de fútbol y cogen. Pero jamás hablan del tema ni se consideran a sí
mismos gays".
El escritor norteamericano David Leavitt dijo sobre Secreto en la montaña:
"Arreando ovejas en la montaña dos pobres cowboys se encuentran de pronto
atrapados en una pasión mutua que no tienen idea cómo nombrar...". La
película se desarrolla en el Oeste norteamericano, pero bien podría contar
la historia de dos chicos de cualquier pueblo rural del interior de la
Argentina. "Una vez en trevisté a un chico de La Plata que, como le gustaban
los varones, le pareció que tenía que vestirse de mujer. Cuando los
patrones de género son tan duros, no se concibe que un varón ame a otro
varón, así como no se permite que una lesbiana sea femenina", explic6 Mario
Recheni, investigador del Conicet.
SUIPACHA, CIUDAD SENSIBLE. Así anuncia el arco que cruza la entrada
principal de esta ciudad 125 kilómetros al oeste de Buenos Aires, entre
Mercedes y Chivilcoy. La rodean campos plantados con soja, alfalfa y
girasol, los tambos de la empresa La Suipachense y las vaquitas lecheras que
pastan cerca de la ruta. Hay una antigua estación de tren, una plaza
principal, una iglesia que se llena de feligreses en la misa de sábado a la
noche, ciclomotores destartalados que matan el silencio del atardecer y
grupos de chicos y chicas que caminan tan descalzos como despreocupados. Las
puertas están abiertas. Las bicicletas descansan sin cadena.
Subirse a un auto con amigos y llegar a Suipacha en plena madrugada es una
excursión bizarra que se puso de moda para el gay porteño y glamoroso. El
actor Humberto Tortonese fue una de esas visitas ilustres. El rancho rosado
al costado de la ruta es fácil de distinguir. El piso y las paredes son de
cemento y el techo de chapa. A la una de la madrugada del sábado 28 de enero
hay poco movimiento. Los camiones que se detienen en la madruga-da no sólo
buscan cargar combustible. En la parrilla de al lado, la más concurrida de
Suipacha, sólo quedan los Ochoa, sus dueños, arreglando las mesas.
De un Falcon rojo de los viejos se bajan cinco travestis. Grace es el alma
mater del grupo, una peluquera de Chivilcoy de 73 años que aparece en mini
de jeans y remera blanca anudada que deja a la vista su cintura. Su estado
físico es envidiable. Algunos habitués llegan en colectivo. "Si el chofer te
ve puto, ya sabe que bajás acá", explicó Lara, una de las travestis que
atiende la barra.
Cinco pesos (no incluye consumición y está prohibido el ingreso a menores) y
adentro.
Además de la barra y el escenario hay un auténtico dark room, totalmente
oscuro. Un hombre de más de cincuenta se queda solo toda la noche. Una
pareja hetero baila cachete con cachete. Unos pibes con pinta de los más
varones del pueblo se quedan en la puerta, como dudando. "Más de un hijo de
productor rural deja a su novia en su casa a las tres de la mañana y después
vienen para acá", comentó Gustavo, uno de los fundadores de esta disco que
durante ocho años de historia ha sido ignorada por los mismos vecinos que
van a la misa de siete y cenan en lo de los Ochoa.
DE ESO HO SE HABLA Miguel Martínez es el presidente de la Agrupaci6n
Gauchesca El Cencerro de Mercedes, a 22 kilómetros de Zona X. Cada año
representa a su ciudad en el desfile de la Semana de la Tradición de San
Antonio de Areco, el evento gauchesco más importante. Ante la inquietud de
Veintitrés, responde: "Puede ser, pero en el tradicionalismo al menos, no
hay. Aunque debe haber...", son sus primeras palabras. "¿Gauchos gay?", se
pregunta espantado mientras intenta articular una respuesta políticamente
correcta. "Discriminaci6n no hay. No sé qué pasará en el campo, yo tengo
comercioen Mercedes ciudad. Si hay alguno, no lo dice. Las fiestas
tradicionales son para todos: homosexuales o bisexuales. De esa disco, no
estoy seguro. Algo escuché."
Luján, la ciudad de la Virgen, de los peregrinos y las santerías, también
tuvo su local bailable gay friendly, como se dice en la parte civilizada del
mundo. Almas Sensibles quedaba a doce cuadras de la basílica, sobre la calle
San Martín al 1200. El 3 de enero de 2004 fue clausurado. "Gay Over", titu1ó
el periódico local. "Almas incomodaba porque socavaba el mito, ponía en duda
la inobjetable heterosexualidad de los hombres de facón y duelos criollos,
de Martín Fierro y Juan Moreira. Al-mas Sensibles era la catedral del gaucho
gay", definió Susana Viau, en Página 12.
Si existe una Fiesta de la Vendimia, corsos, carnavales, tanguerías y
milongas gay, ¿por qué no han surgido peñas y fiestas folklóricas bajo el
mismo signo? Acaso el gaucho es el ultimo bastihn del macho argentino? En
Esta-dos Unidos los gays organizan sus propios rodeos. Pero Cesar Cigliutti,
presidente de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina), no tiene registro de
festejo popular rural de es-ta indole en nuestro pais. El historiador
Ricar-do Rodriguez Mola, autor de la Historia so-cial del gaucho, explico a
Veintitrds par que la Argentina eligio al gaucho corno ser nacional:
"Primero lo explotaron, la obligaron a alistarse al ejercito y a trabajar.
Hacia fines del XIX, su desaparicion coincidio con la llegada de los
inmigrantes. La clase alta tradicional temio ser desplazada y eligio este
elemento del pasa-do para diferenciarse. Asi nacio el mito gau-chesco de la
mano de personajes coma Ricar-do Güiraldes y Jose Hernandez".
UN AMOR DIFERENTE. Marcos y Ale se cono-cieron en una calurosa noche de
diciembre en el rancho gay de Suipacha. Ale es uno de los que la jerga gay
define corno "montados": no es un travesti, sino un hombre que de vez en
cuando se viste de mujer. "Soy do-cente, pero en mi trabajo nadie sabe que
los sabados a la noche me vista asi. Si me ves cualquier dia de la semana,
no me recono-cds", canto. "Estuve casado, tengo un hijo de cuatro aflos y ya
se la confese a mi ex mujer", reve16.
De su nuevo amor la separan 200 kilo-metros y todos los obstaculos que
presenta la homofobia del mundo rural. "Estoy muerto de amor. Nunca antes
habia estado con una persona asi. Me encantaria que vivieramos juntos",
confesó Marcos, que tiene 19 anos y crecióen el campo en las afueras de 9 de
Julio.
El menor de seis hermanos, desde chico se acostumbro a escuchar en su casa
hablar pestes de "los maricas".
Al igual que los personajes del cuento de Annie Proulx, en elque se basó la
pelicula, Marcos no es nada amanerado. Se levanta todas las mananas antes de
que salga el sol y trabaja con un tractor en el campo. Tiene el cuerpo
menudo pero fuerte. Y le cuesta encontrar las palabras para ponerle un
nombre a lo que siente. En el Oeste norteamericano, esta autora se anima a
preguntarse qué tan dificil era ser gay en las comunidades rurales. A 128
ki1ómetros de Buenos Aires, la respuesta de Marcos es contundente: "Es muy
dificil. Me pregunto por qué justa yo sali asi.
Mi familia jamas lo aceptaria...".
- ¿Habias estado antes con un hombre?
-Pase por todas. Tuve muchas experiencias. pero Ale fue el primero. Una
noche vine acá y lo cono-cí. Sentí que tenía que buscar mi felicidad a pesar
de todo.
Ahora Marcos ya no vive con su familia en el campo. "Me rebelé", defini6. Se
mudó solo a la ciudad de 9 de Julio. Ya pensó en la posi-bilidad de mudarse
a Capital, donde podría empezar una nueva vida. "Fuimos con Ale a conocer.
Pero me gusta más el campo", dijo.
SUICIDAS Y SIMULADORES. No son muchas las opciones que tiene un joven
homosexual de un pueblo del interior. "La migración a la ciudad es uno de
los fen6menos más usuales", explicó el sociólogo Pecheni. Se van para
estu-diar, para trabajar y también para escapar de una sociedad opresiva. En
la mayoría de las provincias se mantienen vigentes los códigos de faltas y
contravenciones dictados por go-biernos militares que asocian homosexualidad
con delito. "Ser gay, lesbiana, travesti es una contravención por la que se
puede ir preso a una comisaría hasta por dos meses", explicó el periodista
Bruno Bimbi.
Para los que se quedan, la cosa puede po-nerse áspera. "En Catamarca, el
suicidio ado-lescente es mayor que la media nacional. Muchos lo explican por
la falta de contención institucional. Pero lo que falta son ámbitos de
socialización alternativos", explicó Figari. Los boliches gay como Zona X
son una excepción fuera de los grandes centros urbanos.
En las comunidades pequeñas, la mayoría de los homosexuales desarrollan
estrategias de supervivencia. Algunos se casan, otros es-tacionan su auto a
dos cuadras de la casa de su amante para que ningún vecino registre el
encuentro, algunos recurren a las relaciones virtuales por Internet. "Pero
son invisibles. Es-tá el maricón del pueblo, el peluquero, el modisto. Pero
jamás aceptarían a un profesional gay. Los asesinatos y ataques macabros a
ho-mosexuales son más frecuentes de lo que trasciende en la prensa nacional",
cont6 Figari.
Esta noche, Marcos trajo un amigo. Franco también tiene 19 años, es de
Bragado y no mi-de más que 1,60. Espera ansioso. De una combi blanca se baja
un colorido grupo de travestis que vienen desde San Miguel. "i,Cuál es la
mía?", pregunta Franco. "La rubia, la de rulos. La que está vestida de
blanco", le res-ponde Ale. Un rato más tarde, los cuatro bai-lan en parejas
en un rincón del local.
La noche se va agotando. Algunas parejitas se pierden en la oscuridad detrás
del rancho. Los chicos hetero siguen en la puerta. Se pierden el playback de
rancheras que Lara ofrece en el escenario, el hit de Thalía que el D J pone
para culminar la noche. Tal vez Secreto en la montaña nunca se estrene en el
cine del pueblo. Pero estos gauchos, peones y niños bien man-tendrán
guardado el secreto de la pampa
GAUCHITO MÍO
El primer encuentro sexual entre dos hombres en una obra literaria criolla
fue descripto par Esteban Echeverria en El matadero (1840). Un joven
unitario fue apresado por un grupo de federales que intentaron violarlo
hasta que "reventó de rabia". En Una excursion a los indios ranqueles
(1870), Lucio V. Mansilla recuerda el extasis que le produjo contemplar una
danza indiqena cuando era jefe de la frontera sur de Cordoba. Cierta
corriente de la critica literaria establece rasgos homose xuales en la
amistad de Cruz y Martin Fierro, el personaje creado por Jose Hernandez que
se transformo en encarnacion del ser nacional argentino. Pero aun mas
firme es la interpretacion sobre el sentimiento romantico que unia a los
hermanos Nilsen, los compadritos del cuento "La intrusa" (en El Informe
Brodie), de Borges. Imposibilitados de asumir su seotimiento par su
personalidad de machos y malevos, urn la misma mujer para establecer
indirectamente un contacto fisico para luego matarla; En esa versión se baso
Carlos Huqo Christensen para llevar la historia al cine en 1983, indignando
a Borges
GAUCHITO MÍO
El primer encuentro sexual entre dos hombres en una obra literaria criolla
fue descripto par Esteban Echeverria en El matadero (1840). Un joven
unitario fue apresado por un grupo de federales que intentaron violarlo
hasta que "reventó de rabia". En Una excursion a los indios ranqueles
(1870), Lucio V. Mansilla recuerda el extasis que le produjo contemplar una
danza indiqena cuando era jefe de la frontera sur de Cordoba. Cierta
corriente de la critica literaria establece rasgos homose xuales en la
amistad de Cruz y Martin Fierro, el personaje creado por Jose Hernandez que
se transformo en encarnacion del ser nacional argentino. Pero aun mas
firme es la interpretacion sobre el sentimiento romantico que unia a los
hermanos Nilsen, los compadritos del cuento "La intrusa" (en El Informe
Brodie), de Borges. Imposibilitados de asumir su seotimiento par su
personalidad de machos y malevos, urn la misma mujer para establecer
indirectamente un contacto fisico para luego matarla; En esa versión se baso
Carlos Huqo Christensen para llevar la historia al cine en 1983, indignando
a Borges
UN GRAN TABÚ NACIONAL
Por Juan José Sebreli*
La existencia de gauchos homosexuales en los ámbitos rurales es un tema
completamente tabú. Ni Lucio . Mansilla, el primer dandy esteta, se animó a
tocarlo. Cuando investigué la historia de la homosexualidad hace muchos años
intenté indagar qué pasaba entre los gauchos. Pero no encontré ni un solo
documento. Presumo que existió alquna forma de homosexualidad entre los
gauchos. Eran grupos de hombres solos. Cuando eran conchabados al ejército,
tenían que pasar largas temporadas sin ver a una mujer. Además, las.normas
religiosas no corrían. El tabú venía por el lado del machismo, no de algún
valor moral o ético. Tampoco existía ef gaucho en familia.
A diferencia del granjero 'norteamericano, el gaucho no necesita de mujer e
hijos como unidad de producción. Su vida es errante. En los ranchos
encontrabas mujeres viviendo solas con hijos de diferentes hombres. El
paisaje desolado de la pampa seguramente fue el escenario de todo tipo de
vínculos. En el ámbito urbano aparecen más documentos sobre relaciones
homosexuales y han sido mencionadas por varios autores ciertas
características de este tipo entre los compadritos, que es el nombre que
recibe el gaucho instalado al sur de la ciudad.
EL GAUCHO NUNCA TUVO LEY
Por Antonio Carrizo*
En mi pueblo, General Villeqas, una veZ le recfiminaron a un paisano que
tenía relaciones sexuales con su hermana. Y él respondió: "De acá pa' bajo
no hay hermana que valga'. i.Ahora dicen que hay qauchos qay? No es para
escandalizarse, el gaucho nunca tuvo ley, ni moral civil ni ética. Sus
costumbres son diferentes a las nuestras. Ya habrán escuchado aquetlos
viejos cuentos de los que se alivian sexualmente con una oveja o una ternera
en la soledad del campo.
Enrique Amorín, escritor uruguayo, estanciero y marxista, una vez le dijo a
Jorge Luis Borges: "i.Qué querés? Si lo único natural en el campo es el
incesto". Es decir, no es raro que en ámbitos no civilizados se den
costumbres sexuales diferentes. No nos espantemos.
El gaucho era un campesino suelto, solo. El matambo, por ejemplo, es un
baile varonil; porque no había muchas mujeres cerca. Pero, o¿o, siempre se
puede llegar a un lugar donde hay burdeles.
En mi pueblo no se hablaba de homosexualidad. El varón argentino, espeae a
la que pertenezco con orgullo, es pudoroso. El hecho de que estos temas se
hablen a cafiüon suelto es propio de la clase media alta. En cambio, tanto
los trabajadores romo la alta sociedad son más prejuiciosos.
No son temas de andar ventilando. Eso queda para el gambito de la pequeña
proqresía.
*Periodista, nacido en General Villegas (provincia de Buenos Aires) en t926.
(Testimonio recogido por M.N.A.)